Opinión del lector
El alimento del cuerpo
La escritura denominada científica no escapa al empleo de las metáforas, que son constituyentes inseparables de todo discurso que se catalogue de verdadero, académico o científico. Como propone Friedrich Nietzsche: "¿Qué es entonces la verdad? Una multitud de metáforas en movimiento [...] que tras un largo uso, parecen firmes a un pueblo, canónicas y obligatorias; las verdades son ilusiones de las que se ha olvidado que lo son, metáforas que han sido usadas y que han perdido su fuerza sensible."


El alimento de la mente
Somos el resultado de un complejo conjunto de ecuaciones e interconexiones ordenadas entre cuerpo, mente, alma y espíritu. Toda vez que conocemos las conexiones del cuerpo y el intelecto, despertamos lo sutil más allá de la mente; pues toda vez que aprendemos a usar la mente, iniciamos una conexión, percepción y sentimiento en lo profundo.
En el templo de Apolo, en Delfos, se encontró un escrito que decía:
"Te advierto a ti, quien quiera que seas,
Que si no encuentras dentro de ti mismo aquello que buscas, no podrás encontrarlo fuera jamás.
¿Cómo podrás conocer las excelencias de otras casas si no conoces la tuya propia?
En ti se encuentra el tesoro de los tesoros.
Hombre, conócete a ti mismo y conocerás al Universo y los dioses."
La luz no tiene sombra, y allá donde se muestra, lado a lado, la oscuridad se esconde.
A partir de este punto, lo que niegas te somete; mientras, lo que aceptas te transforma.
El alimento del alma
Existe una división en la Tierra profetizada por numerosos sabios y maestros a lo largo de los siglos. Esa realidad está sucediendo ahora y la estás atravesando; por ello, es cada vez más importante que te concentres en lo que estás creando, sin distraerte con las realidades inferiores del karma 119 y los ciclos de samsara.120
La Berdad es, y no necesita defensa, puesto que es evidencia en sí misma. Cuando encontramos Berdad, nos sentimos fuertes y seguros y no amenazados por las mentiras de otros. Pensar que somos mejores que los demás porque hemos descubierto la verdad y creemos que tenemos algo que otros no tienen, es una premisa errónea. Lo Berdadero es paciente, humilde, y sabe que todo se revelará a tiempo.
Arremeter contra alguien por aquello en lo que cree, revela una actitud defensiva que en realidad deja patente que solo hemos encontrado una verdad que creemos conocer. Para conocer la Berdad, no podemos hacer el trabajo nosotros y luego intentar entregárselo a alguien que no ha realizado trabajo alguno, ni siquiera buscando lo Berdadero por sí mismo. Incluso aunque pudiera comprenderla, no la apreciaría, porque se le habría entregado de forma gratuita e indeseada, resultando carente de valor. Si queremos ayudarle, debemos enseñarle a discernir por sí mismo.
La Berdad está formada por múltiples capas que nos muestran que siempre hay algo más por descubrir, pues tan pronto como dejamos de buscar, dejamos de crecer. Encontrar una Berdad no significa que el viaje haya terminado; en realidad, recién empieza.



Manual para la [Bi]da